Hablando de Atención Consciente, surge una historia:
Había una vez un discípulo que le pregunta a su maestro -¿como se ejercita en la atención consciente?
Y el maestro responde:
– Cuando como, como, y cuando duermo, duermo.
– Pero todos hacemos eso- replica el discípulo.
– No es cierto- dice el maestro -porque yo cuando como, como y cuando duermo, duermo.
Y las otras personas cuando comen, piensan en mil cosas diferentes, y cuando duermen, sueñan con mil cosas distintas.
Entrenarse en meditación es vivir plenamente el presente. Porque si tu no estas consciente, no estas presente. Entonces ¿quién esta?
La promoción de la salud busca modificar las condiciones de vida para que sean dignas y adecuadas; se dirige hacia la transformación de los procesos individuales de toma de decisiones para que sean predominantemente propicios para la calidad y la salud; y se orientan al conjunto de acciones y decisiones colectivas que puedan favorecer la salud y la mejora de las condiciones de bienestar.
El tratamiento y la rehabilitación psicosocial de los pacientes con enfermedades mentales necesita nutrirse de experiencias integrales. Las artes como manifestación humana han acompañado al hombre desde el inicio de los tiempos, por tanto, hoy reclaman su lugar en el cuidado y apoyo social de los diversos grupos de personas vulnerables a la psicosis y a otras patologías psiquiátricas.
Antes de conquistar la libertad, hay que arrastrarse por las alcantarillas y las cloacas
Uno de los flagelos del parri-pollo del humor en el que se ha convertido el stand up nacional es la categoría “mi señora”: un ser abominable que solo existe en el mundo para molestar al agotado hombre del hogar. Es una constante en el género la desesperación de los comediantes ante lo reclamos de una esposa insatisfecha, presentada como una carcelaria de la que no se puede escapar. Quizás tenga que ver con mi edad, con el hecho de que no creo en el matrimonio ni en la convivencia, pero, sinceramente, la problemática “mi señora me molesta” tiene muy poco de problemática, dado que la solución es bastante simple: separarse. Esto no estaría siendo una opción entre nuestros comediantes, que parecieran desenvolverse en 1950, cuando hacer material de la vida conyugal y quejarse de sus esposas seguramente era de lo más corrosivo y arriesgado. No es mi intención plantear una apología de la separación, muy por el contrario, lo que planteo es una renovación en el imaginario del matrimonio, ese imaginario que fue construido sobre la base de un hombre agotado y una mujer que lo interpela constantemente para hacerle la vida más difícil.
El miedo tiene una antigüedad de millones de años. Es una emoción que se fue transmitiendo de generación en generación, de mutación en mutación. Charles Darwin observó que el miedo y la ira son emociones muy anteriores al hombre y que, en cambio, la pena y la ansiedad se originaron prácticamente con él.